ELIGIENDO AL MAL MENOR

Somos una sociedad normalizada a los actos de corrupción. Estamos tan acostumbrados a ver que nos roben y creer que es parte del sistema política. Como ciudadanos tenemos la tarea de fiscalizar activamente a los gobiernos de turno y denunciar posibles hechos de corrupción. Un control ciudadano responsable ayudaría mucho al  país"

En menos de quince días acudiremos otra vez a las urnas, un acto democrático para elegir al próximo Congreso y presidente de la República. Parecía que la pandemia inmovilizaría a todos, pero los candidatos a nivel nacional creen ser inmunes, continúan intensificando su campaña. El virus no los amilana, ostentar un sillón congresal los lleva a exponerse y exponer a sus colaboradores ante el peligroso virus.

El porcentaje mayor es de indecisos. De aquellos que no son convencidos por ninguno. Quienes descalifican a los postulantes por sus procesos judiciales, investigaciones, o sus vínculos con actos de corrupción. Recurrentemente escucho que los electores lamentan no tener buenos candidatos, honestos y sin cuestionamientos para asumir cargos públicos. Analicemos por qué finalmente elegimos entre el mal menor, viciamos o anulamos nuestro voto.

Somos una sociedad normalizada a los actos de corrupción. Estamos tan acostumbrados a ver que nos roben y creer que es parte del sistema política. Los casos de Lava Jato, Odebrecht, Cuellos Blancos, concertaciones entre funcionarios, empresas, políticos, evidenciaron que el Perú estaba siendo sangrado de forma sistemática por presidentes de la República. Desde estos casos recientes más escandalosos, la credibilidad en políticos y en la política se ha degradado más.

La imagen de la política está manchada terriblemente, su apariencia se exhibe como lo más oscuro y pecaminoso. Abominable. Estas mismas razones atraen a los deshonestos, corruptos, traidores, delincuentes. Les seduce la posibilidad de ostentar y gozar de poder bajo la impunidad. Las mismas razones descritas, espanta a los honestos, probos, gente con principios, con ganas de hacer las cosas bien. No quieren verse manchados por el desprestigio de ser ‘políticos’.

Estas circunstancias generan una especie de mismo patrón en los postulantes, es recurrente. Entonces, cuándo vamos a tener candidatos idóneos, con honestidad, integridad y capacidad. Cuando se atrevan a participar en política quienes hoy están del otro lado, asqueados de la corrupción y con capacidad de enfrentarla.

Antes de ser electores somos ciudadanos y tenemos deberes con nuestro país. No solo critiquemos, aportemos con el país. Participemos activamente en la fiscalización y control. Involucrémonos en política, cambiémosle el rostro. Desterremos la sucia manera de hacer política por personas que deben estar fuera. Aperturemos mejores cuadros de gente decente y honesta con capacidad y mucho patriotismo de trabajar por el país. Dispuestos a servir, no a servirse.

Evaluemos a cada candidato, seamos responsables. No viciar ni anular tu cédula, tu voto es importante. No votemos por simpatía, infórmate y elige bien. Como ciudadanos tenemos la tarea de fiscalizar activamente a los gobiernos de turno y denunciar posibles hechos de corrupción. Un control ciudadano responsable ayudaría mucho al país.

Ahora, el desafío más grande de los próximos gobernantes, es el control del COVID-19. Mejores resultados en la adquisición y distribución de la vacuna en todo el Perú. Reactivar la economía y generar más puestos de trabajo. Esperemos que el próximo presidente pueda guiar el país y darlos la esperanza de mejorar el Perú.  


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