IZQUIERDA VS DERECHA: MÁS ALLÁ DE IDEOLOGÍAS
El 19% de electores dio su voto a
Pedro Castillo, como muestra de hartazgo y rechazo a los candidatos
tradicionales y a un Estado indiferente. La pandemia ha evidenciado lo ignorado
y olvidado que el Estado tenía a ese pueblo hastiado. Ahora, solo son dos
candidatos que pugnan llegar a Palacio de Gobierno.
Keiko Sofia Fujimori,
increíblemente resistiendo por tercera vez a elecciones, dos que la colocan en
una segunda vuelta. Es inconcebible cómo una mujer acusada por liderar una
organización criminal, con posible sentencia de 30 años, sea la próxima
presidente del Perú. Sería paradójico que al Bicentenario lleguemos con el Perú
en manos a la dinastía Fujimori. Es un deber ciudadano no olvidar la historia.
El gobierno del dictador Alberto Fujimori fue el más corrupto. Tuvo que fugarse
y renunciar por fax. Su mejor amigo y asesor Vladimiro Montesinos relató cómo
robaban al Estado para sus fines. Seguro dirás, hizo obras y derrotó al
terrorismo. Nada, absolutamente nada justifica actos de corrupción y delitos de
lesa humanidad. Que una autoridad haga obras es su obligación, no
necesariamente debemos agradecerle eternamente. El terrorismo fue un trabajo
exclusivo del GEIN, grupo humano de agentes que en reserva absoluta y sin
logística - que el gobierno le negaba - tras un trabajo de muchos años de
seguimiento, capturaron a Abimael Guzmán. Oportunamente se dio cuando Fujimori
era presidente. Qué fácil olvidaron los vladivideos, el descaro con el que
grababan las coimas con los fajos de billetes robados del erario nacional. Ese
dinero que impidió que hoy tus hijos no tengan calidad educativa y no tengamos
hospitales de calidad.
Por otro lado, el profesor Pedro
Castillo. Un humilde hombre de la sierra peruana que logró adeptos en las zonas
rurales del Perú. Castillo ha sido cuestionado por su drástica y radical forma
ideológica de izquierda. Anunciando medidas inconstitucionales que generarían
inestabilidad al país. La sombra a su candidatura es Vladimir Cerrón, un
condenado por delitos de corrupción. Sus declaraciones han satanizado a la
izquierda y el temor es que Perú sea una Venezuela, al pretender estatizar y no
permitir los proyectos mineros. Además, de tener posición clara y radical
frente a la inversión minería. Estas
medidas anunciadas por él mismo, han ahuyentado al electorado. Su posición
reciente ha sido moderada. Ha empezado a decir que respetará la Constitución y
se cambiará sólo si la población lo decide en consulta popular. Asegura que el
Perú no será una Venezuela, sino un país con atención a los olvidados. Su
discurso ha ido acomodándose a las circunstancias.
Ambos extremos; de izquierda radical
y ultra derecha; el antifujimorismo y anticomunismo; es lo que depara para la
segunda vuelta. Ambos con discursos polarizados, ambos con mucho antivoto. Más
del 80% de peruanos no votaron por ninguno, fueron minorías de votos. Existe un
27% de electores que aún no define su voto. Un 55% que no votaría por Keiko,
jamás. Esta última, claramente muestra una desesperación por llegar al poder y
rehuir de la justicia. Han cuestionado su paso a la segunda vuelta en rumores
de fraude, nada extrañaría. El fujimorismo tiene una tendencia al fraude como
lo hizo su padre en el 2000. Keiko se juega el todo por el todo, no escatimará
en tomar medidas lícitas e ilícitas y jugar todas sus cartas.
En este momento el Perú necesita
alguien capaz de priorizar el sector Salud; reactivar la economía fuertemente
dañada; generar empleo masivo; atender el sector Educación y luchar contra la
corrupción. Estas prioridades en los primeros días de su gobierno. El Congreso
debe apoyar las medidas que se adopte desde el Ejecutivo. Menos
obstruccionismo, menos blindaje. De eso ya tuvimos mucho.
Cualquiera que gane, el panorama
en incierto y preocupante. Se vienen indultos, posibles censuras, vacancias y
hasta un posible golpe de Estado. Esa inestabilidad hará mucho daño mientras
haya ciudadanos muriendo en camas UCI y espantará la inversión privada que
genera puestos de trabajo.
Según Proética, el 78% de
peruanos son tolerantes con la corrupción. De acuerdo al JNE, el 40% de
peruanos tiene poco interés en la política y un 27% no tiene interés. En 2017,
más del 37% de electores decide por quién votar en la fila de sufragio. Lamentablemente
el ciudadano olvida sus deberes con el país, no pregunta, no se informa, no
participa, no se involucra, no recuerda la historia. Y esa irresponsabilidad
nos lleva a este escenario, donde está en peligro la gobernabilidad y la
estabilidad del país en el futuro quinquenio. No somos una sociedad preparada
para detener o impedir cualquier autoritarismo presidencial venga de quien
venga.
CPP 271
Excelente análisis sobre la coyuntura política.
ResponderEliminarSin embargo la tendencia ya estaría marcado en favor de Castillo. Salvo que manipulen o incurran en fraude.
Felicitaciones Luz.